El ser humano es curioso por naturaleza, así
que siempre buscar saciar esa sed aventurera que lo lleva a mundos desconocidos.
En este trabajo realicé una práctica que me permitió conocer un lugar que
clasificaba como extraño, debido a mi falta de conocimiento.
Mi nombre es Abigail Gutiérrez y desde que era
una niña deseaba conocer el interior del templo de “La luz del mundo”, su
exterior me impresionaba debido a sus dimensiones, pero yo lo que en realidad
quería era entrar y aspirar el aroma de su interior, contemplar su construcción
y entender más sobre las personas que practican dicha religión. Después de
muchos años, el lunes 1 de julio de 2013 alrededor de las 16:00 horas, tuve la
oportunidad de trasladarme hasta el lugar y entrar a la iglesia, con la finalidad
de conocerla y de cierta manera comprobar todos los mitos que alguna vez me
dijeron.
Marco conceptual
La
realización de este trabajo no hubiese sido posible sin un ETIC (investigador),
en este caso yo, que elegí el lugar, día y hora para llevar a cabo el
vagabundeo y un estudio in situ, proceso que incluye la ruta que seguí, mi recorrido por el lugar,
interacción con los asistentes y observación detallada de todo lo que me
rodeaba. También necesité de un EMIC (sujeto investigado), en esta ocasión una
comunidad religiosa fue mi objeto de estudio.
Informantes terminados: La ventura aguarda
Después
de recabar información, planee mi traslado hacia el lugar con la finalidad de
realizar el vagabundeo, teniendo
como objetivo:
-Conocer el interior del templo de La luz del mundo
-Conocer el interior del templo de La luz del mundo
-Observar como las personas se relacionan
-Analizar la manera en que los elementos se
encuentran acomodados
-Ver que tan alejadas de la realidad fueron las
imágenes que mi mente proyecto
-Saber un poco más sobre la religión y la
edificación del lugar.
El día lunes 1 de julio, aproximadamente a las
3:10 de la tarde tomé el camión con la ruta 611 A en un lugar muy cerca de mi
casa, posteriormente me bajé en Plutarco Elías Calles y caminé un poco hasta
toparme con una parada de camión, donde tomé el 37 Zalate Centro, al cual le
pedí la parada 5 minutos después, debido a que ya había llegado a la Provincia.
En total hice un recorrido de 45 minutos desde
que salí de mi casa hasta que estuve frente a la fachada del alto templo. Ahí
me encontré con una amiga que vive a dos cuadras, su nombre es Fernanda y ella
accedió a acompañarme porque también tenía curiosidad por conocer el interior,
aun cuando vive muy cerca, jamás había entrado.
Informe
Siempre he considerado que las palabras
pronunciadas por personas ajenas a un entorno, deben ponerse en duda, puesto
que ellos solo cuentan lo que otros les han dicho, pero nada es certero. Mi análisis
consistió en ir a la Hermosa Provincia en compañía de una amiga, caminar por el
lugar y primero examinar el exterior. Posteriormente, nos acercamos a los
hermanos y ellos gentilmente nos invitaron a pasar, fue ahí cuando supe que
todo lo que alguna vez me habían dicho sobre ellos, era falso.
En ocasiones las personas detienen un momento
el ritmo de su vida para preguntarse un par de interrogantes. Cuando era niña y
veía a mi mejor amiga usar falda todos los días y era testigo de cómo le
gustaban los aretes pero no podía usarlos, me preguntaba el porqué, pero todo
lo que obtuve como respuesta fue “Su religión no lo permite”.
A la escasa edad de cinco años, difícilmente
comprendía todo lo que la palabra religión conlleva. Conforme el tiempo fue
transcurriendo, fui relacionándome cada vez más con adolescentes pertenecientes
a dicho núcleo: La luz del mundo. A
pesar de que mi curiosidad era mucha, no me gustaba preguntarles a ellos,
puesto que sentía que podran ofenderse y nunca más hablarme, así que fui
quedándome con lo poco o mucho que otras religiones decían sobre ellos.
Mis amigos católicos y cristianos tenía
versiones diferentes, pero coincidían en que los hermanos –así se les llama a
los pertenecientes a la Luz del mundo-, eran personas “especiales” que no
toleraban muchas cosas, entre ellas que personas de otras religiones entraran a
su Iglesia o se relacionaran de lleno con sus creencias. Todo esto despertó mi
interés y sabiendo que de niña una no recibe la suficiente información, decidí
que algún día investigaría por mi cuenta y ese día finalmente llegó.
La Avenida principal esta ubicada por Esteban
Alatorre, es recta y a los lados hay locales blancos que están construidos de
igual manera, todos parecen ser el mismo local, a excepción de lo que se
aprecia a través de los cristales. Algunos son puestos de ropa, otros de
golosinas y algunos más de libros o artículos para el hogar.
El templo es alto y ancho, luce como un “pastel”.
En la parte de abajo, (por el frente y parte de los costados) están ubicadas
las puertas por las cuales todos los hermanos pueden ingresar a la hora que
quieran del día. Cuando uno llega a las puertas, normalmente uno de los fieles
se acerca para invitarte a pasar al interior y que conozcas la estructura, de
igual manera responden tus preguntas y dudas de manera amable.
Si uno acepta entrar a la iglesia, lo que sigue
es que la persona te cuenta lo básico sobre la estructura y la manera en que
ellos profesan su religión. Finalizan invitándote a formar parte en alguna de
las reuniones que realizan, tienen tres al día, en diferentes horarios para que
la mayoría pueda asistir. La persona que
te invitó a pasar, en mi caso la Señora María, te acompaña de vuelta a la
puerta y se despide.
Si uno acude en un horario cercano a la hora de
reunión, es testigo de cómo la iglesia va llenándose con decenas de personas
que llegan directamente a rezar y a interpretar algunos cantos y alabanzas.
Al frente de la Iglesia hay un apartado
especial con banderas de todos los países a los cuales la religión ha llegado,
luego hay butacas donde se sientan los representantes de cada país o también el
coro. El orador va en el segundo desnivel donde a un lado hay un mundo. Las
paredes están decoradas con pinturas y floreros, eso es todo, no hay ningún
imagen.
Las mujeres vestían todas muy similar, deduje
que es por su religión, todas deben usar falda larga, hasta los tobillos, y un
velo en su cabeza, sobretodo cuando están dentro. Los colores de sus blusas no
eran muy llamativos, a excepción de las hermanas más jóvenes, ellas si usan
colores ligeramente chillantes y llamativos, pero no lucen mal, solo más
joviales. No vi hombres, salvo los que estaban acomodando el recinto pero de
ahí en más, las mujeres eran quienes llegaba y rezaban, otras lloraban y había
quienes platicaban mientras sostenían la biblia en la mano.
Cuando llegué a la entrada principal de la
iglesia, me sentí tranquila y feliz, porque al fin entraría a un lugar que
siempre anhele desde corta edad, sin embargo, los comentarios escuchados
durante toda mi niñez venían a mi mente, y comencé a ponerme nerviosa porque
pensé que no me dejarían entrar a la iglesia, ya que por mi vestimenta ellos
pueden deducir fácilmente que no pertenezco a las mismas creencias que ellos.
Con esa aquella idea en mi mente, comencé a
crear un discurso con el cual pudiera hablar con ellos y lograr entrar pero
entonces descubrí que todas las cosas negativas que me habían dicho sobre los
hermanos de la Hermosa Provincia, eran falsas. No prohibían la entrada a
personas de otros cultos, mucho menos les negaban la explicación de fu fe y
propósito en su religión, por el contrario, estaban felices de que personas
“externas” a su mundo, se interesaran y visitaran el recinto.
Aunque al principio me sentí fuera de contexto,
conforme los minutos y la plática fueron fluyendo, me sentí en confianza y no tuve problema
alguno en mirar a mi alrededor sin preocupación de recibir una llamada de
atención o alguna mirada extraña por parte de las personas.
Sentí como la curiosidad por entrar al lugar fue disminuyendo, pero
en su lugar otras interrogantes la iban despertando.
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